De vuelta ya en sus bibliotecas (Chapinería y Robledo de Chavela) una selección de libros, cuentos, novelas y también poesía acerca de la Navidad, que han inspirado una tarde de cuentos en familia en la Biblioteca de Fresnedillas de la Oliva y también ese Taller de Susurrador de poemas programadas en el campamento urbano de Robledo.
¿Recuerdas como te sentías la primera tarde después de la Navidad?
Esta novela juvenil me ha transportado a mi infancia y juventud, esas tarde de Reyes en casa de mis abuelos paternos, con mis tías abuelas y el resto de la familia en su pequeño gran hogar. ¿Quizás a ellas las recuerdo como las Ardenas o tatinas (tías abuelas) de los protagonistas de este libro? unas hadas aladas, cuidadoras de todo lo que le gusta a niños y niñas.
"Que se me caiga la lengua si cuento lo que ahora sé. Que se me tapone la nariz con pegamento verdes, y que siempre haya pelotillas en los dedos de los pies (…)"
Un reloj que se detiene y "¡nada de trucos!" en casa de la tatina o Ardena Melinda la primera tarde después de Navidad.
¿Nada de trucos? Unos fideos de coco y batido de choco casero, hechos por la misma Melinda, para hacer olvidar las aventuras de Nacho y su hermana Marta en su casa y no ser amonestados por su madre. Y también, para borrar de sus memorias la incursión en la madriguera de los Wolgan. Unos seres antipáticos, feos, que desguazan todo lo que pillan y cocinan asquerosamente. Detestan la infancia y son responsables de todo lo que puede incomodar a un niño o una niña.
Jardines estacionales, muñecos de nieve que les saludan y un roble que les ayudará a recuperar una llave perdida que abre a la Eterna Navidad y, proteger también, las alas de un hada que están en peligro. Estancias y objetos mágicos: unas bayas reductoras, una capa invisible hecha de caca de murciélago, el silbato de los apuros, ayudarán a salvarse de un entrenamiento intensivo y acelerado para convertirse en Wolgan o ser encerrados de por vida en una mazmorra.
¿Qué será de Nacho y Marta con 9 y 10 años? Yo no os voy a contar más, "porque es importante saber guardar secretos", como los recuerdos de nuestro pasado que nos han visto crecer.
Ilustrado por Marta Rivera de la Cruz y escrito por Marta Rivera de la Cruz, actual Consejera de cultura y turismo de la Comunidad de Madrid, recibió el V Premio Anaya de Literatura infantil y juvenil.
Miriam Urbano, una Comecocos
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